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Cartografía de lo intangible

Cartografía de lo intangible

2025
Acrílico sobre lienzo
150 x 100 cm


   Un título que refleja su composición a partir de la geometría y la atmósfera contemplativa que emana de sus colores y formas. También sugiere que el cuadro es como un mapa imaginario que traza paisajes internos, emociones contenidas y la relación entre lo terrenal y lo etéreo.
Este cuadro se erige como un diálogo visual entre el orden geométrico y la sutileza cromática. Las formas geométricas, organizadas en una disposición aparentemente aleatoria pero profundamente intencional, crean un ritmo que guía la mirada del espectador a través de un entramado de planos.
El verde aporta una dimensión de sutileza cromática y profundidad emocional. Este tono, enraizado en la naturaleza, evoca la quietud de lo intemporal. Su presencia en la composición de esta obra, actua como un nexo visual, unificándose con otros elementos cromáticos para ofrecer un equilibrio entre lo orgánico y lo etéreo. Los grises, en contraste, aportan equilibrio y sobriedad, actuando como un referente neutral que permite a los otros tonos destacar sin estridencias. Los cafés añaden una nota terrenal y cálida, enraizando la composición con una dimensión más táctil. Dentro de esta armonía contenida, aparece el naranja, escaso pero vibrante, como un acento cálido que rompe con la calma predominante. Este color, actúa como un contrapunto energético, guiando la mirada y aportando vitalidad al conjunto.
El uso de formas y colores parece aludir a la interacción entre lo natural y lo construido, entre lo espontáneo y lo controlado. Cada línea y cada intersección entre colores sugiere una reflexión sobre los límites del orden humano frente a la fluidez del mundo orgánico. La abstracción, lejos de ser caótica, se percibe como una invitación a explorar la armonía oculta en las tensiones de la composición.