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Reflejos de oro

Reflejos de oro

2016
Acrílico sobre lienzo
50 X 60 cm


   En esta pieza, la paleta de colores se articula alrededor de dos tonalidades predominantes: el gris y el oro, que no solo son contrastes cromáticos, sino metáforas de dos fuerzas opuestas que se encuentran en un delicado equilibrio.
El gris, con sus matices fríos y casi translúcidos, se expande por la superficie con un aire de contención. En su presencia se percibe la quietud, una calma introspectiva que parece hablar de lo intangible y lo efímero. No es un gris absoluto ni monótono, sino uno que juega con las variaciones sutiles de la luz, de modo que parece vivir y moverse lentamente, sugiriendo el desgaste de la materia y la decadencia de lo tangible.
Por otro lado, los tonos de oro irrumpen en la obra como destellos de luminosidad. El oro se presenta como una corriente tenue que fluye a través del gris, como si emergiera de las grietas de la estructura que lo contiene. Este amarillo dorado, en sus diversas intensidades, aporta una vibración visual que irradia calidez y profundidad, haciendo referencia al resplandor de lo perdido o lo lejano.
La textura de la obra, trabajada con pinceladas fluidas, crea una atmósfera de movimiento suspendido, de cambios imperceptibles que transcurren con el fluir de los instantes.