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Travesía abierta

Travesía abierta

2023
Técnica mixta sobre lienzo
90 X 120 cm


   Este título sugiere movimiento, haciendo referencia a la figura abstracta del pez y su desplazamiento en el espacio, la travesía como un proceso continuo y fluido.
Esta obra presenta una composición armoniosa y multifacética, donde la serenidad de las geometrías claras se mezcla con la fluidez orgánica de la figura central. La base de la obra está constituida por formas geométricas de tonos suaves y etéreos, predominantemente en colores ténues, que recubre el lienzo con una luz delicada. Este tono casi etéreo, invita a la contemplación, sirviendo como fondo para las geometrías que se distribuyen de manera orgánica, sin perder la claridad y el orden, pero con una vibración que denota un equilibrio natural entre la estructura y la fluidez.
Los tonos azules, en sus diversas gradaciones, van desde los más claros y serenos hasta los más profundos, aportando una rica variabilidad visual que introduce una sensación de profundidad y movimiento. El azul, como un reflejo de la calma y el espacio abierto, se intercalan entre las geometrías de manera que parecen expandirse, como si respiraran con la obra, sugiriendo tanto serenidad como una cierta tensión, como un océano que se extiende bajo el control de una forma. El contraste entre los azules y los colores cálidos, provoca una armonía que parece navegar entre lo cálido y lo frío, lo íntimo y lo vasto.
En el corazón de la obra se encuentra la figura central, un pez abstracto que a través de las pinceladas y las manchas de tonos blancos, parece emerger de entre las geometrías, como una presencia enérgica pero serena. Su forma, no del todo definida, se despliega con trazos fluidos y gestuales, invitando al espectador a ver más allá de la figura literal y a experimentar la esencia del movimiento, la libertad y la fluidez inherentes a la naturaleza.
El uso de encausto, como técnica aplicada, añade una dimensión táctil y emocional al cuadro. El encausto, una antigua técnica en la que se utiliza cera derretida mezclada con pigmentos, otorga a las figuras un relieve sutil y una textura rica, que invita a la exploración visual del volumen y la corporeidad.
Las geometrías se mantienen en un equilibrio sereno, mientras que la figura central, el pez, actúa como el pulso vital de la obra, un recordatorio de la conexión orgánica que reside dentro de la estructura, y de la capacidad del arte para fusionar lo abstracto con lo natural.